Gastón, no gastemos tanto

|

Al dueño de la cocina:

No he ido a todos tus afamados restaurantes, pero sé que algunos son tan caros que sería preferible comer en otros lugares quizás tan ricos, o quizás más ricos y mucho más baratos. Yo tengo una lectura de lo que significa comer comida Acurio: es sinónimo de estatus, de glamour, estilo de vida, paladar sofisticado. La verdad, para el peruano promedio significa: "me reviento la tarjeta en Astrid & Gastón el domingo y, desde el lunes hasta el viernes que le sigue, le cuento a la gente de la chamba que fui a comer al restaurante de Gastón Acurio”. Con lo que se gastó podrían alimentarse, por unas dos semanas, 3 ó 4 individuos con buena comida casera.

Lo malo de comer en algunos de tus restaurantes es eso, que a veces se te pasa la mano de sal con los precios. Y el sabor, que es lo principal, a veces no convence del todo. Porque, sinceramente, una abuela de provincia podría llegar a cocinar mejor que algunos de tus chefs. No estoy metiendo en este saco a Victoriano López, el entrenador de tus chefs. Lo digo por quienes no logran ser tan buenos como él: de vocación, de espíritu cocinero, de mercadillo, de campo, de barrio. Por más que intentes, no vas a lograr que en todas tus cocinas haya un Victoriano. Y tú lo sabes, pero no lo dices. Un verdadero talento culinario refleja recorrido entre ollas, verduras, carnes y especies. Una relación de amor u odio con tu madre, con tu abuela o con la que de niño te dio de comer a la fuerza. Es haber comido con la mano, de la olla o sartén, a la leña, carbón o cocina industrial. Es haberte paseado cientos de veces por recovecos, huecos, cuchitriles o huariques. ¿Y a mí qué con este rollo?, me dirás. Pues nada, sólo que si tuvieses un Victoriano López en cada restorán valdría 100% la pena ir a uno y pagar lo que cobres. De lo contrario, tus establecimientos sólo quedarían como orgullo de marcas que están invadiendo el mundo.
Hay que reconocer tu buena labor de motivador, profeta y exportador de ideologías culinarias. La comida peruana también es Acurio, porque tu visión empresarial es impresionante y única. Que en el extranjero te paguen la plata del mundo por comer comida del Perú, es un logro asombroso de tus marcas. Sabemos que un polo de marca que cuesta $100 en Gamarra cuesta S/. 25 soles y con mejor calidad de algodón . Pero, por la marca, por ese concepto tan controversial, también podemos darnos el lujo de vender una billetera cuya elaboración cuesta, digamos, S/.70 soles a $100, porque en la etiqueta dice Renzo Costa. Y aplausos porque el extranjero compra. Y aplausos porque podemos también ser competitivos con marcas nacionales.

Volviendo al bocado anterior. Tampoco la idea es sobrevalorar la comida peruana que nos ofrecen los restaurantes gourmet, sino, creo, darle sólo un poquito más de utilidad a un precio justo y conseguir a cambio una enorme calidad. Que la comida peruana se haya vuelto un objeto de culto o expresión mística de la gastronomía contemporánea, no significa que la vamos a volver inalcanzable. Aunque nuestros insumos sean difíciles de exportar al extranjero, poco a poco se irán abaratando en la medida que la demanda sea mayor. Y, claro, eso es también gracias a ti, Gastón. Poco a poco los peruanos que viven fuera ya no se volverán tan locos sin su comida y el mundo seguirá comiendo de nuestra mano. La idea es que siempre logres un beneficioso equilibrio entre calidad y precio. Para todos los extranjeros y para todos los peruanos.

Buen provecho y, de todos modos, nos vemos en “Perú, Mucho Gusto”.

Nora, la precursora

|

Querida Nora:

¿Por dónde andas?, me preguntaba por estos días, como también se lo preguntarán todos los salseros y quienes bailaron fascinados con la ‘Salsa caliente del Japón’. ¿Y qué habrá sido de esa china?, no tardarán en decir los que quedaron boquiabiertos cuando se enteraron que eras japonesa. Pero es que hasta antes de esuchar 'Ámame' o 'Descarga de la luz' o 'I am a piano' de La Orquesta de la Luz nadie imaginó que la salsa pudiera producirse geográficamente fuera de Latinoamerica.
¿Salsa proveniente del Japón? Sí, era muy difícil de digerir. Aunque a la hora de escuchar a La Orquesta de la Luz no quedaba ninguna duda, como decía aquel single “La salsa no tiene fronteras”.

¿Qué será de tu voz, de tu swing, de tu encanto salsero, Nora? Fueron casi dos décadas que La orquesta de la Luz invadió con conciertos, trece discos y descargas salseras a Puerto Rico, Estados Unidos, México y Perú con un ritmo pegajoso y caliente producido en la tierra del sol naciente. Luego, en 1999, la Orquesta se desintegró y tú probaste como solista haciendo dos discos. La suerte no estuvo de tu lado, lamentablemente. Pero tu talento y todo lo que irradiabas en el escenario no se pueden negar. Entonces, porque se te extraña, insisto: ¿Qué es de ti? ¿Sigues haciendo salsa?

Hace poco se especuló sobre un regreso de La Orquesta de la Luz. Hasta ahora no he tenido ninguna confirmación. También anunciaste en una entrevista al programa peruano ‘De Película’ que volverías a hacer giras, como aquella que te trajo a Perú en el 93. Supe que en el 2005 lanzaron el disco ‘Arco Iris’ y que sólo se limitaron a hacer presentaciones en vivo por Tokio, Osaka, Fukuoka e Hiroshima. No se sabe mucho de ustedes por este lado del mundo.
Mientras tanto, hay grupos y orquestas que quieren seguir tus pasos y emular el gran éxito que tuviste. De Japón, una discípula tuya es Nana Cantarina; de Dinamarca, haciendo además de salsa, son y cha cha chá, el cuarteto Viva; y de Escocia, Salsa Céltica le pone gaitas a la salsa de siempre. Como verás, por la puerta que abriste junto a La Orquesta de la Luz siguen pasando más y más grupos de los que importamos salsa. Años atrás esto era simplemente impensado.

Ante esto no me queda más que esperar tu regreso y nuevos discos, y decirte simplemente ¡Arigato!